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Rayo verde, azul y rojo. Teide

Rayo verde, azul y rojo. Teide

En una sola tarde, desde el Observatorio del Teide (IAC), contemplamos el rayo verde, azul y rojo ¿Espejismo?

El cielo del Teide, ya se sabe, tiene el hábito del aseo y pulcritud atmosférica. Quizá por eso, casi todos los días y noches del año, su limpieza nos permite asomarnos al Universo. La altura le confiere privilegios exclusivos, dignidades como las otorgadas por los dioses a los héreoes en el mundo clásico. 

El 24 de junio pasado, ya en el ocaso, el volcán se mostraba impresionante. Su gran tamaño sólo era comparable, desde nuestra posición en el Observatorio del Teide (2390 m. de altitud) con el del propio Sol. En cuestión de segundos, sobre nuestro horizonte bajo y distante, mientras la estrella se encondía, apareció el primer rayo verde (green flash).

Rayo Verde. Observatorio del Teide (OT)  Tenerife
El rayo verde se dejó ver durante algo más de un minuto, tiempo al que corresponde la secuencia completa.

Es posible que nuestro rayo verde hubiera estropeado el final de la fantástica y romántica novela de Julio Verne que lleva por título el fenómeno óptico atmosférico. El destello de Staffa, la isla del pequeño archipiélago de las Hébridas, al oeste de Escocia (45 m. sobre el nivel del mar en el punto mas alto) apenas duró unos segundos, los que tardaron en cruzarse la mirada Helena Campbell y Oliver Sinclair ¿diez o veinte segundos?  Los protagonistas de El  Rayo Verde, en Tenerife, habrían tenido tiempo de disfrutar de la «felicidad que la leyenda atribuye a la observación de este fenómeno» ¡Al menos, cuarenta segundos más en esta orilla del Atlántico!

Rayo Verde observado desde el Parque Nacional del Teide, Tenerife
Felix Mendelssohn, cautivado por la belleza de Staffa, compuso la Obertura «Las Hébridas». Fue en 1830. Cincuenta y dos años después, Verne publicó el Rayo Verde. Las imágenes del Teide recuerdan el poema sinfónico del músico y la imaginación desbordante del escritor.

El fenómeno óptico atmosférico

Los personajes de Verne, de acuerdo con The Morning Post, buscaban un lugar desde el que pudieran ver el Sol cuando se pone en el horizonte del mar. La parte superior del disco, por tanto, tenía que desaparecer rozando la línea de agua del límite visual de la superficie terrestre. Miquel Serra, astrónomo, matiza:

La creencia que defiende que el rayo verde solo se observa en una puesta de Sol sobre el océano y con el día muy claro,  no es cierta. Como demostraremos a continuación, es posible la observación del rayo verde desde lo alto de las montañas y en días con nubes dispersas. Sí es cierto que no basta con tener una dispersión del disco solar producida por la refracción atmosférica. Necesitamos, además, una inversión térmica para que un espejismo atmosférico facilite la formación del rayo verde, incluso, en ocasiones excepcionales el rayo azul.

Rayo Verde, Rayo Azul desde el Parque Nacional del Teide, Tenerife
El esquivo rayo azul entra en escena.
El final pertenece a la apoteosis

¿Llegamos a ver un espejismo?

Hablamos de un espejismo atmosférico cuando se forman múltiples imágenes por la refracción atmosférica consecuencia de una capa con un cambio brusco de temperatura (inversión térmica). Normalmente con la altura disminuye la temperatura del aire (6.5ºC por Km). Sin embargo, puede suceder que a determinadas alturas exista una inversión térmica, es decir, una capa de aire caliente por encima de aire frío. Normalmente los espejismos solares ocurren cuando el Sol está por debajo del horizonte. Si la capa de inversión se encuentra cerca de la superficie, por ejemplo aire muy caliente en una carretera o sobre el océano, se formará un espejismo inferior. En el caso de una puesta de Sol en el Océano este espejismo será el que facilitará la formación del rayo verde.
Pero las puestas solares -o amaneceres- más espectaculares los podemos experimentar si la capa de inversión térmica se encuentra a una determinada altura y nosotros estamos por encima de ella. Será entonces cuando un espejismo solar inferior posibilitará la formación del rayo rojo primero. Otro espejismo superior facilitará la visión del verde y si las condiciones del lugar son excepcionales podrá observarse un fugaz rayo azul. Eso sucedió en la puesta de Sol del día 24 de junio de 2015 en las cumbres de Tenerife.

Rayos verdes, azules y rojos observados desde el Observatorio del Teide, Tenerife
El Sol como una ensoñación, con tres rayos: verdes, azules y rojos.

Julio Verne cita The Morning Post, diario que publicó la noticia del rayo verde. En nuestro medio de referencia encontraréis las imágenes de la estrella que vamos obteniendo desde este mundo, un diminuto grano de arena en el Sistema Solar. Sólo el Sol ocupa alrededor del 99,8 por ciento de toda la materia situada entre él y la estrella más cercana. Es decir, dentro de su titánica esfera en ebullición, está casi todo. Seguimos mirando al Sol, la evolución del disco puede deparnos sorpresas. En esto, Verne tenía razón.

Periodista Trabajos Divulgación Científica: "2.mil" (TVE), "Tiempo del Sistema Solar" (TVE), "Nos vemos en Marte" , "Magistrales"

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