9 de mayo de 2020. Europa, al igual que el resto del planeta, en mayor o menor medida, está secuestrada por un virus «enano». De pronto, silencio, angustia, miedo. Los largos periodos de aburrimiento de la UE, dominados por una burocracia que parecía inmutable y se repetía con con la frecuencia de un ensueño angustioso, podrían acabar con la pandemia, la misma que le impide celebrar su día. Corre el riego, en un proceso infeccioso tan incierto como impreciso, de convertirse en víctima de la Covid19.
Ahora que el letargo fue interrumpido de forma tan brusca, la UE , tiene tiempo para pensar. El ejercicio se lo impone el SARS-CoV-2, un virus recién nombrado. Si consideramos que virus y bacterias llevan en el planeta Tierra miles de millones de años, no parece lógico que a los humanos nos sorprenda la aparición de un nuevo miembro de las familias dominantes en nuestro mundo. Somos una especie entre muchas, recién llegada pero con una capacidad exclusiva: acabar con todo. Catástrofes como el cambio climático deberían turbar nuestra quietud. La UE puede estar a tiempo de resolver antes de volver a quedar bloqueada en el tiempo y el espacio.
Desde Europa en Suma propusimos a la Comisión Europea -poco antes de la crisis del SARS-CoV-2- mirar al cielo y buscar en las Estrellas un modelo productivo eficaz, verde e integrador que nos permita vivir en armonía con el entorno heredado, sin destruirlo ni perder el sosiego. Se llama Stars of Europe y tiene mucho que «ver» con las estrellas de la bandera de la UE que, por cierto, están ahí casi por casualidad. Son 12. Queremos impulsar actividades económicas basadas en el Conocimiento y la Innovación desde los lugares que, hace unos meses, no importaban: la Europa rural o periférica. Son pobres en población pero millonarios en estrellas. Desde ocho remotos enclaves europeos defendemos el Derecho al Cielo, la salvaguarda de hábitats y la divulgación del Conocimiento Científico.
No sabemos si la Unión, después de la crisis, apostará por Educación e Investigación. Poco antes del nuevo virus , era reticente. La nueva Comisión Europea degradó a la categoría de sub-áreas los contenidos más íntimamente relacionados con el futuro inmediato. En 2019, hasta los sueños cumplidos parecían seleccionados para pasar al capítulo del olvido. Atracar, por ejemplo, en el núcleo de un cuerpo celeste sospechoso de sembrar en la Tierra los ingredientes que abrieron el camino de la vida y pudieron, también, acabar con ella en más de una ocasión, resultaba una simple anécdota del pasado ¿Era el camino más corto para encarar el programa Horizonte Europa?
Juan Luis Arsuaga recordaba hoy algo fundamental: ‘Si crees que el conocimiento es caro, prueba con la ignorancia’. En mayo de 2020, es algo dolorosamente obvio.
La Unión Europea debe al SARS-CoV-2 la posibilidad de ser más. Una verdadera unión científica es posible si las reglas de juego cambian y dejan de considerar la Investigación como un componente estratégico, nacional. Si persiste en las viejas fórmulas anteriores a SARS-Cov-2, Europa, ni más ni menos…
Algo desconocido y revolucionario está pasando. Por todo el mundo, miles de millones de personas están silenciosamente construyendo una nueva manera de entender la sociedad. Por primera vez en la historia de la humanidad, un número extraordinario de cerebros simultáneamente conectados distribuye y comparte información a través de multitud de redes de conocimiento que operan interconectadas 24/7 en todas las poblaciones de nuestro planeta. Hay indicios tangibles que permiten prever que la conexión actual de inteligencias humanas podría generar el mayor cambio de todos los tiempos»
Artículo imperdible de Rafael Martínez-Cortiña