Ilustración de Puchi Incera
El envío de correos, procedentes de la CRTVE, ha aumentado en las últimas horas. Una nueva oleada de recortes está encima de la mesa. Para los sindicatos mayoritarios es inaceptable, una declaración de guerra. Los profesionales hablan de ruina económica. El ajuste duro planea sobre la masa salarial de la plantilla de CRTVE, una Corporación de bajo desarrollo empresarial, menor transparencia y escaso grado de cumplimiento del servicio público que tiene encomendado. Es probable que lo suyo fuera un mal parto, que la Ley 17/2006 de la que nació, cambiara de un plumazo la dirección marcada por el Informe que los «sabios» habían tardado nueve meses en elaborar. El filósofo Emilió Lledó , presidente del consejo de «expertos», encabezó el preámbulo del estudio sobre la reforma de los medios de titularidad pública, una promesa electoral de José Luis Rodríguez Zapatero (?) con una cita de Aristóteles:
«Si nos apasiona mirar y ver, por el gozo mismo de la
mirada, es esto una prueba suficiente a favor de ese
conocimiento y ese saber que tanto amamos… Amamos,
efectivamente, el conocimiento y el saber, pero sobre
todo amamos la vida»
Pero las direcciones sucesivas de la flamante CRTVE amaron, sobre todo, a sus «amigos» ¡Cuánta perfidia! Abusos y corruptelas en empresas públicas, en palabras de LLedó, contribuyen al deterioro de la confianza democrática. Los «sabios» comenzaron a elaborar su propuesta en 2004. Entonces, la deuda de RTVE crecía a razón 600 millones de euros al año. El saldo negativo, que arrastraba desde principios de los años 90, era fabuloso. Con toda naturalidad, la deuda de 7811 millones de euros, se denominó «deuda histórica». La pagamos todos, sin recibir explicación alguna. Borrón y cuenta nueva. El término «rescate» aún no estaba asociado al de corrupción pura y dura. RTVE fue rescatada por el Estado.
A la recién nacida CRTVE , la desembarazaron de deudas y cargas. En pleno periodo de gestación, un ERE de mas de cuatro mil trabajadores, dejaba manos libres a la externalización, muy por encima del 25% de producción ajena al que se comprometía, por aquel entonces, la muy idolatrada BBC para estimular el mercado audiovisual por el lado de la demanda.
A partir de 2005, se materializa un feroz proceso de desmantelamiento del servicio público de radio y televisión en España. Una política de oídos sordos – el Consejo de Administración calla y otorga- favorece la entrada de productoras en la CRTVE. Los Roures de turno se vienen a vivir a la tele pública. En aquellos tiempos de esplendor económico, una operación inmobiliaria no podía faltar. Prado del Rey, de la noche a la mañana, estaba en venta. Aunque la prisa parecía dominar aquella dudosa acción, la crisis del ladrillo ganó la desenfrenada carrera.
A las operaciones económicas, pérdida de eficiencia y productividad, se unió el reiterado incumplimiento del servicio público. La constante fusión de noticia/entretenimiento, el crecimiento hipercomercial y la limitación del espacio discursivo impedían distinguir los contenidos de lo público y lo privado. La ausencia de indicadores cualitativos y cuantitativos favorecieron las prácticas opacas en la acción audiovisual pública. Obviamente, la promoción de la ciudadanía activa, una de las misiones de obligado cumplimiento, jamás fue evaluada.
La Ley 8/2009- la Ley de Financiación de la CRTVE- vino a rematar la quebrada salud de la criatura audiovisual. Otra vez, el deseo de ejecutar algo con urgencia y la voracidad de los conglomerados privados, primó sobre las políticas públicas de comunicación y cultura. En este viaje, como en los anteriores, casi todos los partidos políticos participaron en los funerales de RTVE. Las auditorías del Tribunal de Cuentas apenas ruborizaron al Consejo de Administración. La Fiscalía Anticorrupción, también miró para otro lado.
Llegamos a los correos de hoy ¿Está seguro el Presidente de la CRTVE que el flotador de los recortes salariales le va a salvar la vida? , ¿cómo es posible que después de varios meses en el cargo no tenga encima de la mesa un plan de viabilidad?, ¿por qué no cumple con el mandato constitucional?, ¿cuál es el porcentaje de producción propia actual?, ¿dónde estás los contenidos innovadores capaces de impulsar la Investigación?, ¿quién investiga en la CRTVE?, ¿y la transparencia?…
Es muy posible, dada la situación, que mañana la CRTVE pueda prescindir de una gran parte de los profesionales de su plantilla. El grado de externalización es escandaloso. Es muy cierto, también, que los ciudadanos no van a echar de menos este servicio público que, vía impuestos indirectos, les cuesta 152 euros por hogar y año.
El prolongado secuestro de debates democráticos, el miedo de los responsables a “molestar” al político de turno, la autocensura, la permanencia en el cargo de ejecutivos bien pagados y mal formados , la tendencia a identificarse y competir con los operadores privados y unas cuentas impenetrables convierten a RTVE en un actor sin papel en la sociedad. Definir la misión de la radio televisión pública, fijar criterios e indicadores de cumplimiento de las obligaciones de interés público, asegurar una financiación a largo plazo y establecer criterios de riguroso y transparente seguimiento de la acción audiovisual pública son medidas urgentes para evitar que los “piratas” se lleven lo poco que nos queda. Don Emilio Lledó, recordaba, en aquel Informe que acabó en el cajón de algún armario : «Esa idea de servicio público se alimenta, sobre todo, de dos conceptos esenciales para nuestra vida: el concepto de democracia y el concepto de libertad” .
Gran reflexión Isabel, lo cierto es que habría un gran futuromoara RTVE,modero no les interesa, tienen demasiados intereses fuera, demasiado huele mal. La ciudadanía debe pedir explicación de este expolio de un bien social. gracias por tu compromiso
Hacer televisión de calidad no es sólo cuestión de dinero.Es de actitud …
En España nos dormimos en los laureles …
Opinión de un profesional de TVE, al hilo de este post: «No sabría decirte quién se está ensañando más,si los directivos «externos» de los que yo no espero nada o los «compañeros» con el culo bien asentado y con ego de gigante.
Tremendo
En primer lugar, hay que exigir al Gobierno el respeto absoluto de lo establecido en la Constitución de 1978, en particular el artículo 20, donde se reconoce el derecho a la información como derecho protegido.
A mi no me gusta esta Constitución, no la voté por edad (igual que muchos millones de españoles y españolas) y no la votaría, pero es la que tenemos. Y del mismo modo que considero un crimen no juzgado el alzamiento franquista contra la Constitución de 1931, exijo que se respete el orden establecido, máxime si es el Gobierno el que lo conculca.
Respetaría que el PP, o cualquier otro partido, presentase un programa electoral que incluyese una reforma constitucional, por profunda que esta sea. Pero el PP, no ha presentado nada en este sentido, simplemente ningunea derechos fundamentales.
Hasta aquí la óptica constitucionalista.
Políticamente, considero que se pretende amordazar a los medios de comunicación públicos, toda vez que el espectro privado de los medios de comunicación lo tiene copado la ideología más que conservadora.
El método, para conseguir su objetivo, ya lo hemos vivido en Telemadrid o en Canal 9: se deteriora la programación, avandonando la producción propia, abusando de los programas de debate subjetivos y partidistas, se manipula desde los informativos, etc. El resultado es una caida de la audiencia y en consecuencia una caida de los ingresos (en el caso de CRTVE esta última parte quedó zanjada con la desaparición de la publicidad).
La resultante para el empleo es que hay que destruir empleo y derechos, para abaratar costes. Como si los impuestos no estuviesen dirgidos para sostener los servicios públicos esenciales.
El asunto, y así lo dice sin rubor el PP de Madrid, «los medios de comunicación públicos no son un servicio esencial».
Salud y República compañera.
Lo que yo te diga.Recortar, recortan.