Imagen: EFE/ La Voz de Galicia
Comparto el dolor profundo de las víctimas de la alta velocidad: su pena y congoja es irreparable. Evitable y exigible, sin embargo, dejar de traficar con ellas, venderlas como mercancía fresca de verano. Otra vez, aquí, los fantasmas que tan cómodos se sienten entre nosotros…
Muy cerca de Santiago de Compostela, la tragedia en directo aportó dosis de morbo infinitas. Había muertos entre los vagones “triturados”, proximidad, emotividad…Pocas horas después, apareció la energía – el elemento- que suministra una valiosa proteína al miedo: el asesino. Esta vez, un maquinista (seguramente, las fabulosas cantidades de dinero que mueve la Alta Velocidad, los contratos millonarios que están en juego, evitaron la promoción de la anticiencia, el rechazo y condena a los “malévolos tecnólogos”).
En un ambiente de “corrupción programada” por los medios de comunicación, los muertos traen aire renovado. Es capaz de llevarse el penetrante y desagradable hedor que desprende la infracción maliciosa y premeditada de las reglas del juego democrático. Esto es España, amigos. En lo que algunos autores denominan «proceso de espectacularización” somos maestros. En espectáculos diseñados para las «hordas asalvajadas» (Lippmann ) alcanzamos la excelencia: improvisamos que da gusto…
El maquinista del Alvia, juzgado y condenado por políticos y medios de comunicación, es ahora el personaje clave. Su supuesto perfil en una red social (Facebook), la mejor dieta estival para el miedo. De ser ciertas las afirmaciones del maquinista, no sabemos cómo se pudo escapar, de forma reiterada, a los mas elementales controles de seguridad. También causa escándalo leer “no era de los que corrían”, en boca de sus compañeros. La afirmación contiene una evidencia: hay maquinistas que corren mas de la cuenta. Los presidentes de RENFE y Adif, no tienen dudas y lo señalan como principal responsable de la tragedia. El titular de Interior sentencia:«Evidentemente, está detenido por la policía porque, que duda cabe, hay indicios racionales como para considerar que pueda tener una eventual responsabilidad en lo que ha sucedido, que deberá determinar en todo caso el juez».
En el negocio de la Alta Velocidad, hay miles de millones de euros. Según Adif, sólo en eje Ourense-Santiago “La inversión total estimada de las obras del tramo Ourense-Santiago (plataforma, vía e instalaciones) asciende a 2.547 millones de euros. Añadiendo las inversiones del tramo entre Santiago y A Coruña, el Gobierno de España ha destinado más de 3.300 millones a la construcción de la primera línea de alta velocidad de Galicia, entre Ourense, Santiago y A Coruña”. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), destaca entre las ventajas del tramo que nos ocupa “se incrementan la fiabilidad, la regularidad y la seguridad de la circulación ferroviaria mediante el uso de tecnologías punta en los sistemas de conducción automática de trenes” .
LAV GALICIA/EJE OURENSE SANTIAGO (Junio 2011). Versión subtitulada from adif_videos_es on Vimeo.
Se viene a saber que no, que por razones de ahorro en el trazado, se decidió ¿?, la solución de la curva A Grandeira y justo ahí –¿punto negro?– la tecnología punta de conducción automática, no está.
Mas grave aún: la configuración en el tramo en el que sí está disponible no prevé un descenso de velocidad automático para encarar unos kilómetros peligrosos ¡Claro, para eso está el maquinista! Si se prueba que por unos 12.000 euros, los políticos de turno, han dejado en manos de un maquinista- ser humano, después de todo- la seguridad de cientos de personas, las cárceles españolas deberían estar preparadas para un eventual incremento de la población reclusa ¡Atento, Señor Ministro! El accidente del Alvia pide a gritos una investigación seria, justa, respetuosa. En el clima de “corrupción” habrá que saber cómo, cuando y quién participó en la toma de decisiones y adjudicaciones del AVE a Galicia – ¿auditoría de control y análisis de las decisiones políticas?- Los informes sobre seguridad, cambios en el trazado y “apaños” varios deben ponerse encima de la mesa. Preguntas sobre la necesidad, uso o eficiencia de esa línea no pueden ser obviadas. El informe de cuentas -el precio final del kilómetro construido respecto al presupuestado inicial- tiene que hacerse público.
Las obviedades, lugares comunes o idioteces nos empobrecen y hacen daño La televisión pública española (TVE), ha recibido serias críticas por la cobertura del accidente de Santiago. El Consejo de Informativos de TVE, en un comunicado, asume parte de esos reproches y atribuye a la falta de medios los errores cometidos. Admite, además, que la coordinación desde Torrespaña hubiera podido ser mejor. Cierto. En mi opinión, al Consejo de Informativos, muy preocupado por las formas, se le olvida el fondo, el contenido. Las reiteradas preguntas en los primeros momentos, sobre las causas del accidente, la suspensión de las fiestas o imágenes de personas cubiertas con mantas –asomando zapatos, calcetines o pantalones – son cuestiones relevantes; unas afectan a una presunta manipulación o servidumbre política y las otras al derecho a la intimidad de los muertos y sus familiares. Aprovecho para comentar la profesionalidad de los compañeros de TVE en Galicia. Al margen de deficiencias técnicas, imputables a la propia dinámica de TVE, habrá que reconocer la honestidad, veracidad y sentido público del equipo que, desde Santiago, enderezaba las notables torpezas que surgían desde Madrid. Una última consideración: la frontera entre la información y el entretenimiento, hay que respetarla. No podemos permitir que los muertos, las víctimas, sigan alimentando el miedo ¡Es voraz!
¿Y se se produce un terremoto?, ¿qué sistemas de alarmas tempranas tienen instalados los AVE en España?, ¿qué ha hecho Adif para prevenir una tormenta geomagnética?
Acabo de ver este titular en el Facebook de la Asociación de la Prensa de Madrid. No tiene desperdicio:http://www.abc.es/espana/20130728/abci-record-audiencia-accidente-santiago-201307261947.html