Una enorme fortaleza de preocupaciones, de privilegios, de supersticiones, de mentiras, de exacciones, de abusos, de violencias, de iniquidades, de tinieblas, se descubre aún de pie sobre el mundo con sus torres de odio. Es preciso derribarla; es precioso derrumbar esa masa monstruosa.
Víctor Hugo, Los miserables
Hay un buen número de políticos destinados en el Ministerio del Miedo (MME). El presupuesto de esa cartera, lógico en estos asuntos, es oscuro. Sabemos que cuenta con la inestimable ayuda de medios de comunicación que trafican y negocian con el silencio; eso sí se ve.
Las recientes amenazas y disparates de los responsables del MME hacia lo que está porvenir producen pánico. Hay que reconocer que son expertos en acciones y actos exagerados, excesivos… ¿Te imaginas a los policías convertidos en paparazzi?, ¿y haciéndose pasar por integrantes del 15M? Me pregunto qué hará en MME si pilla a uno de los suyos debatiendo en una plaza, exigiendo responsabilidad a los políticos, pidiendo la cárcel para los culpables de la guerra financiera…
A María Esperanza Aguirre le gusta intimidar a los ciudadanos y los provoca con graves males para la democracia: Golpes de Estado. Ella ve en 15M un momento de gloria, un camino corto para enfundarse la camiseta de Ministra del Miedo – por cierto, la del Atlético de Madrid con pulseras causa horror- La Delegada del Gobierno de Madrid, disfrazada de suprema inquisidora, se anticipa como algunas amapolas: lleva días- dice que meses- intentando dialogar con los del 15M. Asegura que una acampada es “perjudicial para los comerciantes y para la imagen de la ciudad en general”. Su delirio furioso por detener y castigar con violencia actuaciones sociales la lleva a decir tonterías: lo del “pastoreo” se las trae. Claro que podría ocurrir que las dos “polis malas” simplemente necesitan lucirse.