Imágenes: Teresa Correa / Shelios-Gloria 2013
El Paraíso, al final, está helado. Le sobran colores, aunque se ven en blanco y negro. Están todos.
Ahora sabemos que las moradas frías se escaparon de los castigos eternos: la desobediencia humana, aquí, no se tradujo en maldición infinita.
Bien visto, es muy probable que el hielo huyera del infierno para convertirse en eterno jardín de las delicias. Eso sí, es escurridizo, delicado, suave, extremo, moderado…
Teresa Correa, «mujer ultraperiférica» (Canarias), llegó de las islas imaginadas por Verne para retratar las intimidades del Ártico. En los paisajes desnudos encontró la vida que no se deja ver. En el cielo, de noche, leyó los mensajes que el Sol, tan distante, envía a través de su exclusivo correo geoespacial. Con todo, construyó una historia que quiero compartir con mis queridos lectores, agradecida por su interés en nuestro viaje a Groenlandia.
Teresa se fue al hielo para encontrarse con la vida pasada que ayudará a predecir el futuro. En un Norte planetario amenazado por intereses nada ocultos – exigencias humanas encontradas con la naturaleza, ¡lo de siempre!- los rumores de la vida más remota siguen atrapados en el tiempo. Un gigantesco cañón submarino acaba de recordarnos lo mucho que desconocemos el medio físico en el que habitamos millones de especies. Sólo nosotros nos empeñamos en alterarlo. Nunca sabremos por qué hemos ganado la superioridad en la batalla evolutiva.
Groenlandia es una atalaya desde la que puedes contemplar el presente, sin olvidar el humilde comienzo de la vida…
Teresa Correa prepara su mochila para viajar al otro paraíso gélido del Planeta Tierra: La Antártida. Del Norte al Sur, en pocos meses, fijando la mirada humana en lo que le sucede al Divino Paraíso. Los blancos congelados se derriten sin que estemos seguros de la razón última, de quién o quiénes participan en la ceremonia del cambio climático. Correa, disfruta de la libertad que aún no ha cedido el poeta. Su búsqueda, compartida con investigadores y tecnólogos, es un supuesto perfecto de la “tercera cultura” sugerida por Charles Percy Snow en 1959 ¡Llovió y seguirá lloviendo desde entonces!… Por cierto, el mismo año de la polémica conferencia de Snow, los habitantes inteligentes –no todos- de este planeta, se comprometieron a garantizar el uso del Continente Helado para fines pacíficos. La idea era disponer de un territorio desnuclearizado, libre para la investigación y el intercambio de información. España – ¿un país, entonces, de dirigentes analfabetos?- suscribió el Tratado Antártico en 1982. Seis años mas tarde, fue admitido como miembro consultor, categoría que le otorga plenos derechos decisorios. Luego, llegó el documento que estrecha el vínculo: Antártida/ Madrid…
“En nuestra sociedad (es decir, la sociedad occidental avanzada) hemos perdido ya hasta el simulacro de una cultura común. Las personas de más alto nivel de formación y erudición que conocemos ya no pueden comunicarse entre sí en el plano de sus principales intereses intelectuales… No hay, naturalmente, ninguna solución completa. En las circunstancias de nuestro tiempo, o de cualquier tiempo que podamos prever, el hombre del Renacimiento ya no es posible. Pero podemos hacer algo”… (Snow,1977)
Algo hará Shelios en Groenlandia y ahora en Kenia…
Tal vez los satélites artificiales nos devuelvan el «Renacimiento» perdido…
Una visión absolutamente única de los hielos. Mi mas sincera felicitacion a los mensajes de Teresa e Isabel. Desde Shelios lucharemos para que nuestros jóvenes aprendices vivan un nuevo Renacimiento.