Había una vez un aristócrata francés que se vanagloriaba de la serie de sus progenitores y ascendientes: era Conde por la gracia de Dios y de los suyos. Le preguntó a un vasco por su origen. Obtuvo una respuesta tan sorprendente como enigmática: «Nosotros los vascos, no descendemos». El relato es de Kurt Tucholsky, un escritor y periodista alemán que fue capaz de retratar , en una sola imagen, el pasado remoto de un pueblo. El llamado conflicto vasco es, con alta probabilidad, una de las campañas publicitarias mejor diseñadas en el siglo XVIII. La foralidad fue el pretexto para atirantar las relaciones entre el Poder Central y las provincias vascas en el reinado de Carlos IV. Corrupción política, crisis económica y vientos revolucionarios resquebrajaban una Monarquía que asustada por el presente se distraía en guerras y prohibiciones.