Nueva «borbonada». Sorprendente, como casi todas. La pregunta es: ¿por qué no te callas?
La respuesta de la Casa Real: A partir de ahora, se callarán todos…
A Juan Carlos I, el Rey, hay que decirle Señor. El rígido protocolo se encarga de mantener la distancia, de proteger la Majestad impuesta, nada espontánea y menos «real». El Señor, sin embargo, puede ser descortés, irrespetuoso, maleducado. Lo del pino en la tripa es de muy mal gusto, Señor.
El hijo del Señor acaba de hacer ostentación y gala de la educación heredada, . El Príncipe ha dejado de ser un caballero novel. Ya tiene divisa, la ganó con las armas de la comunicación. Su premonitorio : «esto no va a ningún lado» le ha proporcionado una gran Autoridad. También un minuto de gloria del que ya no puede arrepentirse. ¿Y los cortesanos tratando de echarle la bronca a la ciudadana que no quiere ser súbdita? Mañana, tal vez, serán republicanos.
La Casa del Rey rectifica y pide disculpas…
El Rey bromea al salir de la clínica: «Aquí por lo menos me han dejado tranquilo!
Al castillo (perdón) al palacio no ha llegado el espíritu del 15-M, parece que nadie quiere entender lo que ocurre. No es un “minuto de gloria”, es que cada vez que la monarquía tiene un minuto de ¿gloria? La caga. Tú has reflejado una intervención del Borbon padre, pero la madre del Borbon hijo, con su libro y sus confesiones intimas que la retrataban no es un detalle menor, como tampoco lo es que una plebeya pueda hacerse reina de todas las Españas, una ambiciosa periodista. ¿Y los costes que nos acarrea la Casa de sus altezas?, quizás esta sea una cosa a preguntar a la ciudadanía, ¿son necesarios tantos gastos de pompa y boato? ¿No sería justo que el pueblo decida?