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Ilustración: © 2012 , CERN.
Por: Luis Miguel Ariza & Isabel Paz
La partícula de Dios (The god particle) es el título de un libro sobre cosmología que publicó el premio Nobel Leon Max Lederman en 1994. Se refiere al bosón de Higgs, en honor del físico escocés Peter Higgs, quien lo dedujo teóricamente en los años sesenta como el responsable de proporcionar la masa al resto de partículas. Surgió casi simultáneamente con el Big Bang, y es la partícula más pesada de todas las conocidas.
Los físicos del CERN están convencidos de haber demostrado su existencia. Estos días anunciaban el hallazgo: Sigma 5, es decir, el máximo grado de certeza, el que acredita y determina que estamos ante un descubrimiento y no ante una simple observación.
Es como si hubieran encontrado el Santo Grial de la Física. Se ha dicho que la detección del llamado bosón de Higgs es equivalente al descubrimiento del ADN para la biología. Pero, ¿de qué hablamos exactamente? De una partícula y un campo a la vez , que traspasa todo y que surgió inmediatamente después del Big-Bang. Para el físico y escritor Brian Greene, el bosón de Higgs es el “Bang”.
Basta saber que sin el bosón de Higgs todo carecería de masa; no existiría la gravedad, las galaxias, las estrellas o los planetas, ¡ tampoco la vida!. Es obvio que sin él, tú no podrías estar leyendo este artículo. Podemos intentar partir un pastel en trocitos para ver de qué están hechos, descomponer el pastel en moléculas y átomos, y romper sus constituyentes (electrones, protones, neutrones) en partículas subatómicas que dejan un rastro fantasmal. Para ello, necesitamos hacerlos chocar en gigantescos aceleradores de partículas. Cuanto más grandes, más increíbles son las colisiones que logramos. El Gran Colisionador de Hadrones del Laboratorio Europeo de Partículas (CERN) es el más poderoso del mundo, y ha logrado detectar, por fin, el bosón de Higgs. A finales de este mes de julio conoceremos el análisis completo.
En la familia de partículas, algunas, como los neutrinos, tienen una masa casi nula , mientras que el resto sí tiene masa. ¿Por qué? El responsable es del bosón de Peter Higgs, una partícula-campo que confirió masa al resto de partículas al principio de todo. Si tienes que empujar un coche atrapado en un lodazal, comprobarás que es mucho más pesado de arrastrar. El campo de Higgs hace exactamente eso: todo lo que pasa por él adquiere masa, y eso ocurrió inmediatamente después del Big-Bang, cuando se produjo el “bang”.
¿Por qué el nombre de partícula de Dios? Hace un par de años conversé con el reverendo sir John Polkinghorne, autor de más de 35 obras –la última es Questions of truth– que abordan la relación entre ciencia y religión, dos invenciones humanas tan irreconciliables como el agua y el aceite. Polkinghorne es un físico de primera de la Universidad de Cambridge y ha enseñado a premios Nobel como Brian Josephson o astrofísicos como Martin Rees, o trabajado con el Nobel Murray Gellman, aportando sus investigaciones fundamentales para descubrir el quark, el componente básico de la materia. Y, por supuesto, ha trabajado con Peter Higgs, un ateo convencido.
El nombre se debe a la invención de un editor. Cuando Lederman sacó su libro con este título, La partícula de Dios, a Higgs no le sentó muy bien, por usar un término educado. “Creo que fue una tontería, aunque suele ocurrir que cuando los científicos escriben para el gran público y extraen la palabra Dios fuera del texto para colocarla en el título, eso les ayuda a vender más ejemplares”.
Lederman quería titular su libro Aquella maldita partícula de Dios. “La llamó de esa manera porque nadie podía encontrar la maldita cosa”, me explicó el físico británico Paul Davies, haciéndose eco de un rumor que corre entre sus colegas. En inglés, la palabra “maldita de Dios” (goddammed) tiene connotaciones religiosas. “El editor no estaba de acuerdo con un título blasfemo porque podía ofender la sensibilidad religiosa americana. Así que la cambió por Partícula de Dios (God particle)”. Se cumplió además una regla no escrita, formulada por el astrónomo ya fallecido Fred Hoyle, por la que las palabras ingeniosas en cosmología se anclan en el imaginario colectivo como ganchos (a Hoyle se le recuerda por haber acuñado el término Big-Bang en un comentario casi despectivo durante un programa de radio de la BBC en 1949, al tratar de explicar al público la teoría de la creación súbita del universo, en la que jamás creyó). Podéis saltar al mundo de Hoyle en una entrevista exclusiva que os dejamos en nuestro canal.
Ahora que los físicos de partículas del CERN se han asomado al principio de todas las cosas, ahora que han conseguido saltar a las primeras páginas y abrir los informativos como “estrellas” es justo recordar un episodio que nos parece revelador. Se trata de cómo Leon Max Lederman, excelente divulgador científico, gran seductor, intentó compartir su conocimiento, contarle al gran público qué es esto del boson de Higgs. El ingenuo y crédulo Nobel elaboró hasta “una biblia”… «Estuve intentando vender una serie de televisión, que llamamos La ciencia de Los Ángeles. Habría sexo, drama y persecuciones de coche, pero el héroe sería un científico, y en cada capítulo enseñaríamos algo real sobre la ciencia». Lawrence Tisch, el antiguo propietario de la cadena CBS, nos ayudó a redactar un borrador de la propuesta, algo que ellos llaman una biblía que incluye ejemplos de la idea de la historia, personajes, etc. Se la llevamos a Steve Bochco, el productor de Canción triste de Hill Street. Su reacción fue más o menos: «¡Vaya, esto es realmente bueno , pero yo no trabajo con científicos!»
Lo intentamos con Chis Carter, Expediente X, que dijo algo como “tengo mis propias ideas”. De hecho él no quería preocuparse por la presión de científicos reales.?Lo intentamos con Michael Crichton (ER) quien rápidamente lo rechazó porque él es anti-ciencia. Supimos eso después de ver Parque Jurásico. Lo seguimos intentando” (Lederman, 1998)